Las dos mayores potencias mundiales —Estados Unidos y China— ejercen un enorme poder la una sobre la otra en lo que a movimientos económicos y de comercio internacional se refiere.
Como mayor socio importador de los Estados Unidos, China es responsable de cerca de la cuarta parte del total de las importaciones que entran en Estados Unidos.
Por su parte, la cuota de importaciones chinas procedentes de US no es tan alta, pero aún así significativa: un 8,7% de las importaciones realizadas por China proceden de los Estados Unidos.
En conjunto, los dos países importan el uno del otro productos por un valor total de $610.000 millones cada año.
Considerando estas cifras, la salud de la economía global y la de ambos países dependen intensamente de las relaciones comerciales China-Estados Unidos.
Y precisamente son estos dos países los que se encuentran actualmente inmersos en una intrincada guerra comercial.
A lo largo del último año, las tarifas de contenedor China-US y US-China han venido de alguna manera dictadas por la nueva realidad económica que supone la guerra comercial.
Las medidas arancelarias ojo por ojo han afectado a los importadores y exportadores de ambos países, quienes han tenido que soportar aumentos en los costes y complicaciones en su cadena de suministro, derivadas de la urgencia impuesta por las constante amenaza de nuevas aplicaciones de aranceles.
Hasta el momento, Estados Unidos ha impuesto aranceles sobre productos chinos por un valor de $550.000 millones, mientras que China ha tomado medidas de represalia sobre productos estadounidenses por un valor de $185.000 millones.
La estacionalidad también ha jugado un papel clave en las tarifas de contenedor e incluso la inminente adaptación a la IMO 2020 ha tenido su influencia en la fluctuación de tarifas. Pero estos no han sido los únicos factores a considerar.
Los aranceles procedentes de la guerra comercial han tenido una función reguladora —aunque involuntaria— de las subidas y caídas de las tarifas de transporte marítimo.
La industria ha presenciado cómo la escasez de espacios tendía a aumentar cuando se anunciaban nuevas aplicaciones de aranceles, extendiéndose la problemática hasta la fecha prevista de aplicación y coincidiendo con las fechas de salida de los buques que llevarían las mercancías a su destino, a tiempo para evitar el pago de aranceles adicionales.
“Es habitual observar fluctuaciones en las tarifas a lo largo del año, dado que la demanda estacional juega un papel importante en cómo estas se desarrollan. Pero este año ha habido más variables impactando en el mercado.”
— Klaus Lysdal, Vice President of Operations, iContainers
Para entender las fluctuaciones en las tarifas de transporte marítimo entre Estados Unidos y China, es importante tener en cuenta no sólo los factores que han contribuído a la situación, sino también su contexto a lo largo del último año.
Estas son las fechas más significativas en el desarrollo de la guerra comercial desde septiembre de 2018.
Los desarrollos de la guerra comercial entre China y Estados Unidos han afectado de forma innegable a la industria del transporte marítimo. Incluso la actividad durante la temporada alta o peak season se ha visto mermada y los medios del sector la han llegado a tildar de fracaso.
Sin embargo, no está claro en qué medida ha contribuido la guerra comercial a esta situación.
La industria ha sufrido un exceso de capacidad durante los últimos años, hasta el punto en que esta situación se ha convertido en la norma. Las temporadas altas de transporte marítimo también han sido más impredecibles que aquellas a las que el sector estaba acostumbrado en años previos.
Dada la situación, debemos analizar lo que ha experimentado la industria este año teniendo en cuenta estas desviaciones.
Los cambios en las tarifas que acompañan típicamente al inicio de la temporada llegaron puntuales este año. Pero es su desarrollo el que se ha alejado de lo esperado.
Más específicamente, la evolución ha sido extrañamente estable y las fluctuaciones más esperadas fueron reemplazadas por una pausa.
“Extrañamente, este año la temporada alta no ha sido tan ‘alta’ como esperábamos. No hemos visto los movimientos de tarifas a los que nos hemos acostumbrado tras las últimas peak seasons.
Pero considerando las fuerzas externas a las que se ha estado ajustando el mercado, nada de esto nos llega realmente como una sorpresa.”
— Klaus Lysdal
Dicho esto, la demanda en la ruta transpacífica China-Estados Unidos ha sido capaz de mantener volúmenes relativamente regulares durante la temporada alta en comparación a los años anteriores.
Y desde luego, no ha caído tan drásticamente como podría haberse esperado tras las medidas arancelarias aplicadas.
Entre los factores que explican esta situación se incluyen la caída de valor de la moneda china y una nueva corriente de importadores estadounidenses que han buscado socios comerciales alternativos en otros países de Asia para compensar la nueva situación en China.
Los informes muestran comportamientos muy diferentes en los volúmenes relativos a la Costa Este y a la Costa Oeste.
En los últimos años, se ha experimentado un notable aumento en el volumen de los envíos a la Costa Este, observándose ritmos de crecimiento en los puertos de la Costa Este significativamente más rápidos que en sus equivalentes del Oeste. Y la guerra comercial está exacerbando los problemas de volumen en la Costa Oeste.
La ruta transpacífica —la más directa entre Estados Unidos y China— se ha mantenido relativamente débil a consecuencia de la guerra comercial.
Según Freightwaves, el tráfico de contenedores a la Costa Oeste procedente de Asia ha caído un 5,8% en los ocho primeros mes del año, mientras que el tráfico a la Costa Este y a la Costa del Golfo ha subido cerca de un 7%.
“El aumento de volumen en los puertos de la Costa Este también juega su papel en el escenario global. Las tarifas a la Costa Este han caído de forma generalizada en comparación al año pasado. Pero este descenso no tiene punto de comparación con el desplome sufrido en las tarifas a la Costa Oeste.”
— Klaus Lysdal
Actualmente, las tarifas están mucho más bajas de lo que estaban un año atrás.
Según la consultora especializada Drewry, a finales de octubre las tarifas spot de Shanghai a Los Angeles y New York estaban un 47% y un 28% más bajas que exactamente hace un año.
Esto se debe principalmente a la intensa actividad —considerablemente superior a la habitual— vivida el año pasado, cuando los importadores estadounidenses se apresuraban a cerrar sus envíos para evitar las subidas arancelarias de final de año.
Mirando hacia el final de 2019, todavía existe la posibilidad de que las tarifas se reactiven, especialmente por la inminente proximidad de la IMO 2020.
Teniendo en cuenta que las navieras están sacando de circulación el 4% de su flota global para adaptarse a la nueva normativa, la reducción de la capacidad mantendrá equilibrada la oferta y la demanda y permitirá que las tarifas suban, al menos por el momento.
Otro factor que podría contribuir a esta subida provisional sería el Año Nuevo Chino 2020, que este año llegará más pronto de lo acostumbrado, empujando a los importadores a sacar sus mercancías de China antes de que el mayor exportador mundial cierre las puertas de sus fábricas durante la primera Golden Week.
Dicho esto, podemos esperar que las tarifas de transporte marítimo suban mientras 2019 llega a su final, pero lo harán de manera moderada en comparación con el cierre de 2018.
“Teniendo todos los aspectos en consideración, las tarifas de transporte marítimo siempre tienden a navegar en las corrientes del comercio internacional y, como tal, son buenos indicadores del desempeño del comercio y la economía global.”
— Klaus Lysdal
Artículos Relacionados