Etiquetar tu carga con exactitud y eficiencia es una de las últimas fases de la preparación de tu envío. Llegados a este punto, puede que estés cansado de todo los esfuerzos que conlleva el proceso. No obstante, recuerda que el etiquetado estará entre lo más importante que puedes hacer para proteger tu mercancía durante el tránsito.
Marcar tu envío garantiza la comunicación entre cada parte implicada en el transporte de tu mercancía y tú. Tu carga será tratada por varias figuras así que debes tener en cuenta que pasará de transportistas a agentes aduaneros, de un medio de transporte a otro y de un almacén de vuelta al tránsito. Si te aseguras de realizar un etiquetado minucioso y claro, estarás proporcionando instrucciones directas sobre cómo gestionar tu mercancía de manera óptima.
El etiquetado incorrecto puede llevar a retrasos, daños en la mercancía e incluso pérdidas. La realidad es que la ausencia o el uso equivocado del etiquetado puede resultar en costes altos en cuanto a dinero y tiempo. Además, entre los requisitos de la aduana de Estados Unidos y otros países se incluyen ciertos estándares de etiquetado por lo que ignorarlo puede significar que tu mercancía ni siquiera salga o entre en el país.
Por tanto, si realizas tu etiquetado correctamente, garantizarás que:
Si envías carga sensible, debes marcarla con mucha atención. Por ejemplo, en el caso de la mercancía frágil, añadir instrucciones en inglés (y otras lenguas si aplica) como “Este lado boca arriba”, “Frágil” o “No apilable” puede evitar en gran medida que tu mercancía sea dañada. Además, si envías productos perecederos como alimentos o plantas, por ejemplo, es imprescindible que lo indiques claramente en el etiquetado. También debes acompañarlo de instrucciones precisas sobre los límites de temperatura y humedad y una descripción de los contenidos.
En cuanto al caso de la mercancía peligrosa, podrás imaginar porqué el etiquetado es especialmente importante. Se considera que la carga es peligrosa cuando sus propiedades o características suponen un riesgo para la salud, la seguridad, la propiedad o el medio ambiente, así que asegurarte de que los transportistas y otras figuras sepan lo que se está transportando es fundamental.
De hecho, la International Maritime Organization ha establecido una categorización para mercancías peligrosas (IMO): hay 9 clases diferentes con subclases en cada una. Además, IMO proporciona una serie de etiquetas estandarizadas y obligatorias que se deben usar para cada subclase. Estas etiquetas siempre tienen forma de diamante y el tamaño puede adaptarse al tamaño del paquete. Cada paquete o contenedor debe tener una etiqueta en cada uno de los cuatro lados indicando la clase y subclase IMO, además de otros símbolos universales estandarizados por IMO.
Aunque, como hemos mencionado previamente, el etiquetado es algo que siempre debes preparar con mucho cuidado y aun más cuando se trate de carga sensible, hay ciertos modos de envío que requieren atención especial al respecto.
LCL (contenedor compartido o grupaje marítimo, Less than Container Load en inglés) es un modo de transporte marítimo, mientras que LTL (camión compartido, Less than Truckload en inglés) es un servicio de transporte terrestre. Sin embargo, lo que tienen en común es precisamente lo que pone en riesgo la mercancía: ya sea marítimo o terrestre, en estos dos modos de transporte la carga pasa por muchos más puntos de manipulación y de tránsito que en el caso de FCL (contenedor completo, Full Container Load en inglés) o FTL (camión completo, Full Truckload en inglés). Por tanto, como ves, asegurarte de comunicarte con todas las figuras implicadas en tu envío debería ser tu prioridad.
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